lunes, 21 de marzo de 2016

Nos salvamos.

Aquella tarde de verano
tú no me diste un beso,
sino que venciste los miedos
y te lanzaste al vacío.
Yo tampoco te besé;
yo cogí mi vida
y la dejé en tus manos.
Y aquí estamos,
yo a punto de quebrarme
y tú buscando sonrisas en la calle,
para cosérmelas a los labios.

Aquella tarde de verano
nos dimos las manos
y sin hablar, pactamos
nunca dejarnos caer;
y aquí estamos los dos,
rotos;
juntando los pedazos del otro,
para verle feliz otra vez.

Aquella tarde de verano
me miraste a los ojos
y me desnudaste el alma;
te metiste dentro.
Por favor,
No salgas nunca de aquí.

Quédate mil veranos,
cógeme de la mano
y dime que todo,
saldrá bien.
Acaríciame los defectos
y hazlos tuyos,
para que los abrace
cuando te eche de menos.

Haz conmigo tu verano
mírame,
que saldrá el sol.

Solo quédate,
vida mía,
y sálvame


como aquella tarde de verano.



3 comentarios:

  1. Hola :3
    Me ha encantado el poema, me has hecho querer volver a aquella tarde de verano que no viví.
    Besos

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  2. "Acaríciame los defectos." Me encanta.

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