lunes, 6 de febrero de 2017

Días.

 Escrito tras leer Entiendo que en ti, ando de Escandar Algeet

Me encuentro rebuscando en el armario
de tu olor impregnado en mi presencia,
tus manos acaecidas en mi piel,
la soledad que ocupas llena de ti,
tus ojos buscándome.

Busco dentro de tu pecho
techo en que esconderme del frío,
dedos sin sueño, en desvelo constante,
con mono de mi risa,
de encontrarse y perderse en mi pelo.

Tanteo entre las letras que escribo
por si has dejado caer una pestaña
al borde del abismo de tus peros.
Soplo el viento que cae a tus hombros
por si olvidas el huracán que llevas a la espalda.

Claro que, amor, si tú callas,
me tiro de cabeza al silencio de tus ojos.
Y hay días en que la lluvia cae y no moja,
o sí cala pero no importa.

Hay días sin noche
y noches tan largas como estar sin verte.
Y claro que entiendo las cadenas que te impones
por miedo a abandonar tus cicatrices.

Pero hay instantes que borran toda la mierda en que estás metido.
Y hay precipicios que dan menos pánico que sumergirse en tu atardecer deprimido.

Hay vértigos como tus besos que dan más alas que la necesidad de verte volando
y hay vuelos tan rasos como el peligro de correr frente al tiempo a tu lado.

Hay noches tan largas como estar sin verte.
Pero hay ángeles venidos del infierno
y carcajadas tan hondas como el exceso
de quererte.

Despierto cada día
con la alegría de no saber más allá de mañana.
Y no querer entender más que tus ganas por enredarte y meterte de puntillas
en mi ser.

Aunque hay horas tan lentas
como ver pasar la vida sin hacer nada por ella.

Hay momentos tan tú
que tengo que pararme a tomar aire para saber que te llevo detrás.
Y una velocidad tan tuya
que sé que voy por delante porque te gusta jugar a alcanzarme.

Y ese pecho hinchado y las mejillas sonrosadas
tras envolverme en tus brazos,
son lo que me hace saber
que todavía quedan días en invierno
que huelen a verano.