jueves, 19 de junio de 2014

Ensueño

Ese balcón donde sus perdidos sueños hallaba. Ella pasaba atardeceres hasta que la noche pereciera en merced de los días mirando, apoyada contra la balaustrada. Escrutando con detalle aquellas vistas que con tanto ímpetu trataron de convencer a su sentido de la realidad. Sin querer evitarlo, pasaba horas muertas mirando y reflexionando sobre el destino de sus palabras, la elección del caminante verbal que a sus frases conducía.
Quizás podía pensar que las palabras se las lleva el viento, si el dirigente de ellas era un ave que volaba sin fiel destino adonde quiera que llegasen sus alas batiendo. El peligro de este digno orientador eran las manos en las que las palabras pudieran encontrar dueño... en ocasiones es tan fuerte el deseo, tan fuerte la dicha, tan fuerte el miedo...
O tal vez creía que las palabras que duelen se quedan ancladas al suelo hasta que el peso de la culpa consigue llevárselas. Puede que ese sea el problema de hablar siempre en hipótesis y nunca con tono sincero, puede que sea la raíz cuyo radical ha derivado en estos tiempos. Puede que sea la edad con la que te planteas toda la vida en un solo segundo.. simplemente por unas palabras que se han anclado al suelo.
En ese balcón donde los llantos afloraban y lastimaban, donde los sueños se hallaban pero no se cumplían. En ese balcón donde con ansia  miraba su entorno al que ella el nombre de hogar le había dado. Ese lugar donde era libre para poder dormir sin soñar, donde podía soñar sin dormir, descansar un poco de todo y todo un poco descansaba... en ese lugar donde la vida era el Cielo y las promesas infierno.
Ese lugar donde la vida era ilusión imaginativa, todo falsas esperanzas, todo mentira... ese lugar donde la vida era sueño... y los sueños, sueños son.