sábado, 10 de mayo de 2014

De las flores, las rosas


-"Donde amaron los árabes, donde vivían damas de seda. Allí, donde el palacio era y junto a él los rosales. Allí, en la fuente dorada que vierte manantiales de melancolía desgastada que nostalgia llora a mares.

De gran aspecto y señorío, del castillo al pie reposan los restos de un tiempo tardío labrado en piedra preciosa. Y la sombra del olvido crece en el amplio jardín, junto al sueño, aún dormido, que se llegó a vivir.

Donde amaron los árabes, donde vivían damas de seda. Allí, donde el palacio era y junto a él los rosales.

Un patio inmenso se levanta. Allí, donde la sultana vivía... en su ventana miraba el amanecer... noche y día. Y grandes lámparas estaban presidiendo el magnífico salón, de cristal, cuyo reflejo miraba, la prueba de un prohibido amor.

El hombre que amaba, de las flores, las rosas, era el amor de la sultana quien hoy, sin consuelo, llora. Sus amaneceres perdidos mirando al jardín, donde el hombre trabajaba, con destellos plata y marfil brillando en su mirada.

Donde amaron los árabes, donde vivían damas de seda. Allí, donde el palacio era y junto a él los rosales.

Y los pájaros cantando, ahora entre lo que fue un amor apasionado entre la espada y la pared."
Un silencio inundó la estancia y su sonrisa iluminó mi alma.