martes, 13 de enero de 2015

lunaedad


"Soledad era una mujer optimista, amigable y social.
Era una mujer fuerte.
Deseaba ser llamada Sol, -o Edad, aunque prefería Sol- era brillante, admirado y querido.
Pero por algún motivo todo el mundo la llamaba Tristeza, Desamor o Añoranza.
Soledad empezó a convivir con esos sentimientos y se tiñó de gris.
Pero de gris platino como la luna.
Y pasó a ser llamada Lunaedad.
Y así sentimientos como la pasión y el amor bajo la esfera de cemento comenzaron a acercarse a ella.
Lunaedad"




Con este relato quería decirme algo. Lo sabía. Era ella así, contaba sus típico- y estúpidos textos- pretendía que los aplicara en mi vida.
Ella era una mujer sabia, con años de experiencia cargando es sus costillas.
Pero por más que lo intentaba, no conseguía ver más allá que la ridiculez de metaforizar sobre el sol y la luna.
¿Qué me importaba por aquel entonces la vida de una estrella?
No pensaba ni en la soledad ni en la compañía.

Hasta aquel día, aquel febrero desafortunado.
Aquel coche que derrapa en el hielo.
Aquel precipicio.
Aquellos años que no solo se cargaban en las costilla si no también en la salud.
Aquella muerte desgraciada.
Aquel día todo cobró sentido.
Me inundó aquella soledad que no quería ser triste pero lo era.
Y entonces, cuando todo se volvió gris, decidí juntar todo aquel gris que inundaba cada rincón para dibujar una Luna de plata.
Y Lunaedad anidaba en mi corazón, mi alma y mi cabeza.
Era ella.