jueves, 17 de abril de 2014

Palabras con dueño


Buscarte en cada paso que das. Esperarte en cada ida y venida del viento. Soñar con escuchar tu voz resonar, quitándome hasta el último aliento.

Mataría por encontrarte, por seguirte a todas partes, por verte sonreír. Porque sé que para ti no existo. Sé que he aprendido a interpretar demasiadas señales confusas, demasiados castigos. También soy consciente de que el sol te ilumina la piel, y tus ojos brillan más cuando el cielo se despeja.

Pero tú no sabes que mis ojos resplandecen cuando tú los miras. No eres conocedor del poder que causas en mi mente, ni siquiera de los caminos que yo recorrería para poder descubrirte. Si tomases mi mano, si sólo el destino quisiera juntarnos, al menos una vez, sería el momento más feliz de mi vida.

Pero esta rueda gira y gira, y sigo sin encontrarte en mi vida. Y estoy cansada de tener que observarte desde la lejanía, de ver tu hermosa sonrisa desde las sombras. Estoy agotada de esperar siempre a que la vida funcione. Me hiere las lágrimas el saber que no estás a mi lado, resbalan sangrando por mi corazón, y no puedo evitarlo.

Mas puede que tal vez, y solo tal vez, pueda respirarte. Sentirte de cerca y descansar mi cabeza en tu hombro. Poder borrar una lágrima con la luz de tu sonrisa. Poder perderme en tus ojos, y no querer volver a encontrarme. Vivirte y amarte. Y no sentir dolor cuando te mire.  

Porque tomar aire no tiene el mismo significado. Pues no puede ser junto a tu rostro. Morir de amor es posible, cuando el aliento que exhalas son palabras perdidas. Palabras que ya tienen dueño.

¿Será el dueño de mi destino quien más me dañe en el alma? ¿Será el cruel destino quien me arroje al abismo de la soledad? ¿O tal vez será mi persona, cuyo propio orgullo no me permite avanzar?

Es atracción. Es una conexión entre ambos mundos. Entre nuestras miradas. Sé que es algo fuerte, lo que me mueve por dentro, lo que me encierra dentro de una prisión de soledad. Sin más compañía que un libro viejo y canciones para aprender a olvidar.

Lo que más me frustra es no poder ser fiel a mis propios sentimientos. Siempre con algo que ocultar. Siempre sin algo que mostrar. Nunca mostrando mi descontento. Sin tan siquiera poder desentrañar la raíz de mis propios pensamientos.

Quisiera ser sencilla como la ligera pluma que tú me haces sentir. Mas enrevesada y complicada soy, Dios me hizo así. Mirándote en la distancia, temo que así pueda seguir hasta el fin de mis días, sola. Sin ti.

La distancia no se consume, siempre permanece fiel al destino que nos separó. No me hagas sufrir más, no me hagas lamentar mi propia existencia, no me hagas odiar la vida... Porque a tu lado quiero pasarla.

Quise olvidarte poder, durante aquel estúpido verano. Pero cuando volviste a aparecer después en mi vida, el muro que yo había levantado alrededor de mi corazón, se derrumbó por completo.

Y sí, es cierto que mis días son mejores desde que mi mirada te encuentra. A veces, solamente desearía que pudieras girarte y sonreírme, sin más. También me gustaría  que pudieras fijarte en lo mucho que iluminas mi rostro. Sin darme cuenta, has hecho latir mi corazón tan rápido, que ni siquiera creía que pudiera resistir. Si me preguntaras el porqué de todo esto, de toda la historia, no acabaría nunca. No sé cómo describirte. Sólo puedo decirte que me duele profundamente el corazón al mirarte.

Y es que el sol te queda tan bien.