sábado, 7 de febrero de 2015

enterrados junto con nuestro prejuicios.

Prejuicios hasta el último latido. Diferentes hasta el último respiro.


No falta mucho para ese momento en el que todos seremos iguales.
Blanco, negro, hombre, mujer, homesexual, heterosexual. Independientemente de nuestros ideales o características.
No más que cenizas.
O restos putrefactos comidos por los ratones.
Huesos roídos por el tiempo.
No más que eso.
¿Tenemos que llegar a la tumba para deshacernos de los prejuicios?