lunes, 21 de abril de 2014

Especial


Descubrí en tus ojos, 
el cobijo para mi alma,
lo que en ellos encuentro,
para ser feliz me basta. 

Lo que crea en mi alma
tus pupilas acristaladas,
descubro por fin la magia,
que de ella emana.

Tu sonrisa traviesa,
que mis dudas despeja,
tu caricia perdida,
que mi tristeza se lleva.

Tu armoniosa risa,
me produce sentir,
alegría inimaginable,
que antes jamás viví.

La sencilla melodía,
de tu llanto,
despierta en mí,
un temible espanto.

Si entristeces en mis brazos,
me dejaré morir,
pues te aseguro que sin ti,
jamás podré ser feliz.

Si te quedas enganchado,
en la red de la amargura,
te liberaré de sus garras,
con infinita dulzura.

Si me tomas con cuidado,
y me llevas hasta al cielo,
abrazaré las estrellas,
sin mayor impedimento.

Compartimos pasiones,
gustos, y promesas,

deseos infinitos,
increíbles certezas.

Tejimos de basta lana,
una bufanda irrompible,
para que la herida de nuestro amor,
nunca jamás cicatrice.



Pero ahora si me dejas,
ahogaré mi soledad,
en las miles de lágrimas,
que mi alma derramará.



Estoy perdida, porque te perdí, porque me pierdes, porque te perdiste de mis manos.