jueves, 25 de junio de 2015

Encadenados.

Encadenados estamos,
de pies, de manos,
de mente, de espíritu.
Encadenados cómo esclavos,
creyéndonos libres,
creyéndonos fuertes.
Dependientes cómo estúpidos,
de lo que nos manden depender.
Homogéneos cómo ovejas,
sin manifestar más necesidad
que la de alimentarnos y subsistir.
Carentes de arte, cómo animales,
acobardados, amenazados,
por nuestro igual.
Más matemáticas que poesía,
muchas sumas y pocas rimas,
materiales cómo plásticos.
Estatuas que no se mueven,
que no lloran ni ríen,
robots que obedecen.
Vacíos, libros que no tienen más que tapas,
belleza industrial,
personalidad comprada.
Copias absurdas, encadenadas
a los tópicos,
a los tabús.
A nuestro pasado.
Lo peor de todo,
es que estamos encadenados,
y creemos que somos nosotros los que movemos el hilo.
Que tontas marionetas.