sábado, 1 de noviembre de 2014

Cuerpomenosmenteigualacadáver

Me ahogo en la soledad como última alternativa. Como una muñeca de trapo agitada por la vida, mi sonrisa es meláncolica y demasiado irónica.
Puedes pensar que nunca estarás como yo, que la cordura nunca de abandonará, pero mírame, la gente me mira con pena o incluso con miedo, y yo, en pleno uso de mis facultades hago como que no me entero, me hago la sorda, la ciega. Enmundezco, porque si me atreviera a hablar...
Sencillamente soy un alma en pena, golpeada por la verdad y mareada por las mentiras. Soy el pesimismo aunque no quiera, y tanto dolor se agolpa en mis venas...
Mi corazón late por inercia, ya nada me hace reír más que el observar a los ingenuos cambiarse de acera al verme pasar. Reír para no llorar. El silencio es mi compañero y la locura la llevo en la sangre, es algo que ni la maldita sociedad me podrá arrebatar. 
No se por que estoy escribiéndote esto. 
Creo que el propósito es que te des cuenta que la vida son dos días y uno de ellos lo pasarás ahogada en lágrima inútiles. 
Quiero que sepas que como no agarres el timón con fuerza y vires, aunque tengas que navegar en contra del viento...No te dejes arrastrar por las mareas porque terminarás siendo como una única gota del océano, el oceáno podría ser el mismo sin una gota. 
Sonriele al espejo a pesar de que no tengas ganas por que será la única manera de sobrevivir a este desatado desastre que llaman mundo. 
¿Me entiendes? 
No dejes de jugar. Nunca dejes de jugar, si lo haces terminarás siendo una marioneta en las garras del miedo. 
Que nada te asuste. No termines como yo, por favor, no termines como yo. 
Y no creas nada de lo que esos degenerados te dicen, la sociedad solo querrá corregirte. Pero tu eres el viento que despeina melenas y levanta faldas. Que también hace despegar los más grandes aviones y la más mínima mota de polvo.
Aunque te hundas en el mar tu orgullo y tus ideales seguirán flotando. Y eso es lo más importante.
Porque mírame, han asesinado mis ideas y no soy más que un cuerpo sin mente tentando a la muerte en el bordillo de un puente de una gran ciudad. Con sus reglas y sus juegos sucios.
No me queda absolutamente nada más que el vacío, y mis palabras que tu, viento mío te encargarás de trasmitir.