martes, 30 de septiembre de 2014

Trazos

Cecilia se sentó en el porche mientras ponía música en su teléfono móvil. Escogió una canción relajante de acordes suaves y voz melodiosa y se puso a pensar.
No logró encontrar en su mente el menor atisbo de felicidad. Era adolescente, y se supone, eso dicen, que la adolescencia es dura. 
Se sentía como un alma sin cuerpo, como un guerrero sin escudo. Y eso hacía que su personalidad se fuera escurriendo hasta esconderse tras nubes de lágrimas evaporadas. 
Jugaba con sentimientos como cartas de una baraja, pero era incapaz de descubrir lo que realmente sentía. 
Cecilia, como la diosa de la música, y de la belleza...
Definitivamente su nombre no estaba en lo cierto, o eso pensaba ella. 
Frente al espejo intentaba convencerse de que todo cambiaría y podría sentirse como una más. Era inútil. 
La mirada perdida, ojos como cristal a punto de romperse, reflejando la infelicidad. 
Se miró las palmas de las manos, dándose asco así misma. 
¿Cómo podía ser tan extremadamente desastrosa?
"Cecilia, si te aceptas te aceptarán. "
Pero no, nadie la aceptaba porque ni ella misma podía soportarse. 
"Eres insufrible, eres todo lo que los demás deshechan. Eres el tipo de persona que o encaja en la sociedad. " Una voz resonaba continuamente en la cabeza de Cecilia, introduciendose en sus recuerdos, en sus memorias, en su pasado y en su futuro hasta torturarla y derruirla por completo.
Cerró los puños, con fuerza. Se mordió el labio inferior. 
Nadie la quería. Bueno, su familia la quería, su estúpida familia intentaba convencerla de que era preciosa. Mentiras. Ella lo veía así. 
No lograba encajar en el puzle de la vida. No encontraba su sitio, era un pieza deforme, un defecto de fábrica. 
Cecilia. ¿Qué es lo que falla? 
Era como una figura de arcilla modelada por un loco incapaz de visualizar la belleza. 
Cecilia no era capaz de coger una mano amiga. Se empeñaba en aferrarse al abrazo de corazones de piedra. 
Abrió los ojos. Huyendo de pensamientos afilados como cuchillos.  A su alrededor todo parecía perfecto.
Solo un par de familias rebuscaban comida en los contenedores, un puñado de hombres pedían monedas para subsistir, un niño hambriento se agarraba la tripa y una mujer vendía su cuerpo para que sus hijos no murieran de hambre.
En fin, lo de siempre, trazos que no alteraban apenas el paisaje.
Y Cecilia se quejaba por absolutas memeces...

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Alexitimia






Di algo, no te apoderes del silencio. Di algo, aunque sea una palabra dolorosa, aunque sea un adiós fortuito. Di algo porque este silencio me está desgarrando por dentro.
Dame una explicación sin que te pida, o un "te quiero" de repente, sin pensarlo, sin dar tiempo a la mente a caer en la cuenta de que es una real estupidez.
Yo te escucharé, estaré esperando a que digas algo y atenderé a tu mensaje. Si pides que te baje la luna encontraré la manera de hacerlo. Si me pides que me vaya...bueno si me pides que me vaya, lo haré.
Estoy dolida, cansada de vivir, una palabra tuya valdrá para lanzarme a lo más alto. Una palabra tuya, aunque sea como una cuchilla me hará sentir algo más que vacuidad.
Puede que me haga despertar por fin de esta horrible pesadilla.
Tal vez sea como música para mis oídos, o se asemeje a una tormenta cercana.
De todas formas di algo.


                                             
                            



Tengo la eterna sensación de estar vacía por dentro, como una botella a la que a penas le queda líquido, como unos pulmones a los que se le agota el oxígeno.
Creo tener alas, pero están rotas, caídas, no puedo volar.
Necesito que digas algo y podré respirar en paz. Me estoy ahogando en el sufrimiento. Estoy consumida por la ignorancia como una vela de cera derretida.
Me aferraré a la vida cuando digas algo, mientras tanto dejaré al destino jugar conmigo como una bola de billar.

               
                                            

Mientras tanto escribiré metáforas sin sentido para poder soportar tu silencio, anhelando tu voz.
Me quedaré en el borde del puente. Empújame en cualquiera de las dos direcciones pero hazlo. No te preocupes por mí, estaré bien allí donde este si tus palabras resuenan en mi cabeza una y otra vez.
Di algo, aunque no tengas nada que decir, por favor, no me obligues a hacerte preguntas sin sentido por pura cordialidad.
Suspirando, deseando que tus pensamientos afloren por tu boca.
Amando la manera en que lo haces, si es que por fin te decantas por hacerlo.
Di algo. No me importa el que. Solo quiero escucharte. Lo primero que pase por tu mente. Sea lo que sea me hará sentir mejor.
Hay silencios que pesan más que otros, y el tuyo me está matando, me está hundiendo en la miseria. Ojalá pudiera despertar tu voz, resucitar tus palabras, desenterrar la felicidad que ellas me causaban. Asfixiar el dolor con mis propias manos, para sentirme una asesina de lo gris, de todo aquello que hace peor este mundo.
Me quieras o me odies coge aire, y di algo. Haz que abandone esta fantasía de sentirme diferente. Hazme sentir real.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Carta a mi fortuna

Me torturo a mi misma. Escuchando esa canción una y otra vez, a pesar de que las lágrimas resbalen a borbotones por mis mejillas y el sufrimiento a penas me deje respirar.
Todo ahora mismo parece conspirar contra mi. Hasta las estrellas parecen brillar menos desde que tu te has ido. Eres irrecuperable, no creo en la vida tras la muerte, por eso lo eres.
No logro ni fingir una sonrisa porque estoy demasiado dolida como para teatros.
Sé que te hubiera gustado verme triunfar pero no puedo.
Me limitaré a suspirar aunque no tenga motivo. A causarme estragos inarreglables.
Me limitaré a morir cuando llegue la hora, sin luchar por la vida.
He perdido las ganas de emocionarme con el arte. He perdido la ilusión de enamorarme y vivir experiencias nuevas.
Lo que duele inspira y aquí estoy. Con lágrimas en los ojos escribiéndote, y espero que te llegue a donde quiera que estés.
Intento contenerme cuando el dolor me llama. Intento aparcar mis sentimientos en una esquina y ponerme la careta de la felicidad.
No puedo, ¿Por qué no puedo?
No puedo porque no estás, no puedo soportar esta pérdida. Siento haber perdido la visión, siento haber perdidos los ojos porque eras tan necesario como eso.
Siento no habértelo dicho cuando estabas aquí, te hubiera gustado, muchísimo. Pero por aquel entonces no sabía lo que significaba estar sin ti.
Soy una melodía incompleta cuyas notas suenan viejas y gastadas.
No hay suficiente tinta en el mundo para escribirte lo que verdaderamente quiero.
La lista de música continúa. Son todas aquellas canciones que tu me enseñaste, aquellas que cantábamos juntos.
Se clavan en  mi como dagas de frío metal, abriendo cicatrices que hasta hoy parecían cerradas. Pero es imposible, no hay suficiente hilo para coser esta grieta en mi alma.
Pienso en que es el amor y no encuentro respuesta, pero puede que todas estas palabras se puedan resumir en una.
Me gustaría traerte de vuelta, mirarte a los ojos y decirte esto que ahora mismo no se a quien se lo estoy diciendo. Darte el abrazo de despedida que no me diste tiempo a dar.  Desearía que a cambio tu me pudieras decir como vivir sin ti.
No sé si es posible.
Supongo que lo es.
Y si no, lucharé por que lo sea.
Estoy enfadada con el destino, a veces no escoge bien sus jugadas, siento que nos mueve como piezas de ajedrez, como marionetas interpretando un cuento de amor o de guerra.
De vez en cuando veo tu sonrisa dibujada en el cielo, pero cierro los ojos e intento convencerme de que no estoy loca.
Los llantos se escapan de mi garganta sin poder contenerlos, desgarrando el silencio. Lucho por salir a la luz, por flotar y no ahogarme. Pero, resulta tan complicado.
¿Creéis posible una vida sin oxígeno? Pues yo tampoco creo posible una vida sin ti a mi vera, apoyándome, haciéndome volar.
Fue una fortuna tenerte.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Cicatrices

Me lo encontré en medio de una profundidas tan oscura como sus ojos negros. Recuerdo como si fuera ayer aquella escintilante luz que dirigió hacia las estrellas mientras me cogía suavemente de la mano.
Quién me diera en este momento poder respirar el olor de aquel perfume que tanto me hizo amarlo.
Ahora me lo encontraba, tal vez sin buscarlo, quizás sin reparar en su falta. A lo mejor ni siquiera fui quien de llorar su ausencia, de presentir el vacío que dejaba en mi corazón.
En ese momento solamente necesité respuestas, no quise preguntarme nada acerca de mis dichas y mis temores. Porque aquella noche hacía frío.

No me di cuenta en si quería realmente que su pupila de nuevo encajara en mi pupila, no pensé en que la distancia podía acortar tanto un corazón, haciendo que dejase de sentir, olvidando todo el pasado, ahora recubierto con una nueva capa de dolor. Desenterrar heridas no es sencillo, no me planteé la posibilidad de infectar las viejas cicatrices. En otro instante me habría parecido una locura y desdicha, ¿por salvarme de la espontaneidad? No.

Efectivamente, cuando una persona sufre tanto miedo al tiempo como el temor que incesta mis sueños cada noche, el horror que se posa en mis cansados párpados, colándose a través de las pestañas en mis más horribles pesadillas. Cuando una persona padece ese pavor irracional al tiempo...  el peor castigo sin duda es contarlo.
No era fácil superar aquella cadena de números sin sentido, sucesiones incesantes de segundos, tras los segundos, los minutos y con estos llegan las horas. Todo escapa de mi capacidad. Todo.
Logré salir de aquel trance de control obsesivo cuando él, delicadamente, me abrazaba y me hacía pensar que a su lado no hacían falta llantos por momentos, que si la eternidad fuera efímera, él sería el primero en convertirnos en leyenda.

Entonces me dejó sola, sola ante aquel abismo imperceptible de inseguridad. El pánico desbordaba por mis agotados ojos inyectados en sangre. Y la soledad sumó y siguió creciendo en la lista de mis miedos. No proseguí porque me detuve. Y ese fue el momento en el que más empequeñecí, dejé de creer en todo, el tiempo era un rival demasiado fuerte para hacerle frente sola.

Lo tenía en frente, tiritando de frío. Una sed de venganza logró evaporar las lágrimas y llenarme de calor. Porque, por fin lo tuve delante. Lo tuve delante y a mi merced.
El frío estaba venciendo su simple perfección, tenía el corazón congeladamente helado. Las alas que lo solían sujetar a mis ojos, habían desaparecido dejando el rastro de una enorme cicatriz recorriendo su espalda.
La extrañez me invadió y sentí lástima por el pobre dragón al que el frío había derrotado.

Entonces comprendí que nunca fue tan valiente. Sino que era como yo.



                                                            
                         

sábado, 20 de septiembre de 2014

La teoría del amor

Amamos la belleza. Amamos la perfección. Amamos el exterior como si fuera lo único que pudiéramos amar. A veces, nos aferramos a un clavo ardiendo solamente porque tenemos ganas de amar.
Deberíamos aprender a amar otras cosas. Deberíamos entender que el exterior no es el reflejo del alma y así abrir nuevos horizontes.
Deberíamos abrir los ojos, ¿por que nos empeñamos en amar cuerpos, y no empezamos a amar corazones, amar mentes, amar personalidades?
Comencemos a apreciar a todas aquellas personas que luchan por cambiar el mundo y hacerlo un lugar más habitable donde todo sea bien recibido.
El amor de verdad es incomprensible. No le importa edad, raza, distancia. El amor no tiene puntería a la hora de clavar su flecha. Sería tal fácil poder fingir amor.
Pues yo, por amor a la vida, no pienso amar sin control.
No sabéis lo que os perdéis al no querer llegar a esas personas que son diferentes, porque eso es el verdadero amor.
Puede que está reflexión no vaya a cambiar nada, pero al menos esta noche podré dormirme con la certeza de haber aportado mi grano de arena.
Pero bueno, seguid empeñados en buscar la perfección, porque acabaréis sumidos en la absoluta oscuridad.



viernes, 19 de septiembre de 2014

Libertad

A veces me gustaría morir. Pienso que sería muy sencillo acabar con todo, sin más. Dejar que mi sangre fluyera, que corriera libre para oxidarse con el aire.
 Sería un poco como una ironía del destino, cuando crees que vas a liberarte y te topas con más rejas que impiden tu salida.
Quizás en ciertos momentos, sí que he muerto realmente. Aunque nunca haya dejado de existir.
Pero, ¿qué es la existencia si dejas de vivir? ¿Simplemente la corriente manera de estar presente sin corresponder con una lágrima?
Hay veces en las que simplificarlo todo con explicaciones no es suficiente para entenderlo.
La existencia dejaría de vivir si supiera lo que hoy día se hace con los que habitan en su lecho.
Pero ciertamente, la vida no es más que un puñado de 'peros'. La cuestión es innegable pues, ¿quién no va a aceptar una objeción sino la misma libertad?
Llamadme escéptica pero prefiero morir viviendo que vivir en esta cárcel de muerte.

 Cualquier persona,
 Sobre la faz de esta impredecible tierra,
 Temblará bajo el peso de mi pluma
 Que blando y empuño cual arma
 En la más dura de las guerras.


martes, 16 de septiembre de 2014

........

Las lágrimas se me agolpan en los ojos, no se como pararlas. No sé como entender esta niebla que me empaña. Este sentimiento de soledad que a mi lado pasea, como una sombra que de mi no se puede alejar, aunque quiera.
Y de mi mirada un sentimiento se apodera, la culpa el arrepentimiento, y mis pupilas se derriten en gotas de agua, como flores marchitas que se pierden y sus pétalos vuelan a un destino mejor. Como cenizas de un muerto que se empeñan en correr por los pasillos de la vida.
Como una despedida, triste y sola melodía. Un adiós acompasado por la lluvia en mi ventana...
Caprichoso el destino, luna gris como un océano de tinieblas.
Parece que las escaleras se empeñan en pasar por encima mía. Parece que la mala concertara una cita con mi destino.
Escalofríos que atraviesan mi columna y el bello se me eriza. Me miras, intentando memorizar cada detalle. Una sonrisa se dibuja entre las lágrimas. Una estrella en la bruma.
Y como el día se hace en mi rostro.
Sobran también las palabras, que se escapan entre suspiros acelerados.
Y cuando tu piel roza la mía, sobra la vergüenza, vuelve la vida.
Haces que pierda la memoria. Y que sueñe con despertarme con amnesia.
Las lágrimas deciden irse, saben que sobran en esa escena, saben que los besos en invierno no pueden saber a sal.



Heavens got a plain for you

lunes, 8 de septiembre de 2014

Verdades aladas

Cuando la cruel verdad se posa, como una mariposa de alas brillantes, sobre nuestras vidas. Un sutil destello dibujándose en sus ojos. Pero las lágrimas no hacen su aparición.
Se cae el telón de las mentiras, se abre la jaula de las verdades aladas, que comienzan a volar, a abrir las heridas cerradas por las fantasías. Agitan sus alas, contra viento, contra marea, consiguen salir a la luz.
Las verdades son crudas, son puñales lanzados al azar. Duelen, causan estragos en nuestras vidas, que, aunque apaciguados por las mentiras, nos hacen enloquecer.

¡Ah..-suspiré- la cruel y temida verdad, es inútil de ella escapar!

Las verdades nos recuerdan que aquí estamos, más bien que aquí debemos estar. Esta es la vida, y, la vida no tiene salida de emergencia, no.

Los sentimientos tienen alas, los sentimientos derraman manantiales de lágrimas, los sentimientos hacen aflorar de tus ojos borbotones de agua salada.
Te muerdes el labio inferior hasta hacerlo sangran, a pesar de todo, no puedes evitar que se clave en ti la cruda realidad. Y ahora también sangra tu alma,  toda tu historia se ha roto en mil pedazos y no existe pegamento capaz de arreglar tal estrago.

Algunos se enamoran de una mentira, terminan camuflando la verdad entre fantasiosas pinceladas.

¡Aferrémonos a la verdad, porque tal vez no tenga los colores del cielo, tal vez no sea lo que buscamos, pero al menos es firme y no se rompe, no nos dará sorpresas!
Las mentiras son frágiles, penden de un hilo de plata, cuando cede y  caen, el impacto es brutal, el daño es irreversible.

No temas a la vida. La vida es una obra escrita que tu puedes interpretar. Tu decides como.


Debo confesar, que hay algo que también a mi me asusta, que esa persona en la que puedes confiar, sea, al final, una máscara de barro.



 
 
 
Trozos de verdad camuflados entre matojos de inseguridad, , celos, desamor..
Pedazos de realidad arrojados al mar, ahogándose en el agua del miedo, ira, envidia...
Una mentira más valdrá para cuestionarme todas tus verdades.
 


 

domingo, 7 de septiembre de 2014

Niebla

Me pesan los párpados.

Estoy encerrada dentro de esta cárcel de cuatro paredes sin mayor entretenimiento que respirar.

A través de la ventana solo veo niebla, un trozo de respiraciones y muertes en suspense de su propia condensación.

¡Qué triste vida la suya! Nubes que viajan a ras del suelo, sueños que no hallaron su porvenir, presentes sin presupuesto, sin razones para vivir. Los gritos dentro de mi cabeza resuenan sin cesar, los sonidos alzan sus voces, no se puede evocar el nacimiento de un sentimiento, no soy capaz de razonar el motivo de mi desdén, de mi mirada perdida desapareciendo a medida que el cansancio cierra mis ojos.

Recuerdo cuando te dije que odiaba ver tus ojos oscurecerse mientras se cerraban. Pero ya había pasado por ello. Y no había nadie a quién estrechar la mano. Nadie estaba sentado al lado del lecho para secarme las lágrimas que me desgarraban.

A la hora de la verdad puedo comprender mi encierro. Si en la negrura más espesa estuve en soledad, ¿quién va a echar en falta mi irracional frialdad? ¿Quién querrá mi cabello acariciar? ¿Quién abrirá la puerta? ¿Quién tocará conmigo la libertad?

Si en mis momentos débiles no tuve cerca la posibilidad de tornarme en torrente de sueños, emanar profundidad en lugar de un manantial de sangre.

sábado, 6 de septiembre de 2014

El precio de un sueño

"La vida nos enseña que nuestro sueños, por muy lejanos e imposibles que parezcan son alcanzables. Pese a esto, todo tiene un precio.
La realidad es cruda, los sueños son una esperanza, un suspiro, una luz.
Los sueños alimentan nuestra ilusión y nos dan alas.
Seguramente tienes un sueño, que, aunque oculto, vive en tu interior. Una llama que aún permanece encendida en lo más fondo.
La decepción, aunque creas lo contrario, es el sinónimo de sueños, porque llega cuando no conseguimos algo, y entonces nos preguntamos, ¿es eso lo que estábamos buscando realmente? La decepción nos abre nuevas puertas y dibuja nuevos horizontes. Es capaz de encender nuevos y más longevos fuegos.
Entonces, ¿Qué es lo que se opone a nuestros sueños? Los sueños ajenos. Chocan, se pelean, y a veces acaban desapareciendo. Los sueños no pueden convivir con otros sueños. No todo triunfa, no todo crece. Algunas semillas nunca llegan a convertirse en una bella flor. Pero no podemos desecharlos, porque desechar un sueño, una idea, es como desechar esas semillas antes de plantarlas, antes de darle la oportunidad de demostrar lo que pueden llegar a ser.
Pero, todo sueño tiene un precio, un lado oscuro. Como toda vida tiene una muerte, y todo cielo alguna nube.
La ilusión es la moneda con la que pagar ese precio, porque, mis sueños son fantasías que algún día serán realidades. "

                                                                   ***
 Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él. Paulo Coelho.
                                                                 ***
Y los sueños solo mueren, si muere el soñador..