domingo, 10 de mayo de 2015

Tortura silenciosa.

Dulce agonía
suave tortura
de mil condiciones
y mil dudas.
De mis ojos cerrados
para que no los ciegue la luna,
de aquella noche insana
de aquella locura.

De mis lágrimas mientras
escucho tu guitarra.
Sé que no es suficiente
con mi alma desvelada
por las horas en las que
en sueños te miraba.
Por sentir siquiera tocando
tus murmullos a mis ganas.

Y por dentro
me muero de ganas,
de decirte que te voy a echar de menos.
De sentir tus manos en mi rostro
mientras alguien percibe un beso.
De perderme entre las redes
de la memoria invisible de tus dedos.
De ser tu día, tu noche imprudente.

Tu motivo de celos,
tus ganas de quedarte
conmigo un poco más.
Tu momento del antes,
del ahora y del después.
Yo pondré tu destino delante
para que no tropieces
con mis errores del ayer.