miércoles, 1 de marzo de 2017

Costura a tus alas rotas.

Al cerrar la puerta,
podría callar las veces que hablas,
amar tu silencio poco a poco.
Vaciar por la ventana la tristeza
y sentir la lluvia entre las sábanas.

Convivir entre montañas húmedas
de océanos que bañan tus pestañas,
orillas huérfanas de playa
que infestan tus sueños más profundos.
Podría llamarte en susurros,
pronunciar tu nombre como el sonido sordo
de los dedos arañando este desorden.
Arrancarte uno a uno los puñals,
liberarte de condena cortando tus cadenas,
desgarrarte la pena tragando cristales.

Pero quererte
es plantar las raíces en tierra prometida,
es arraigar tus finales, tus principios,
y dejar cuanto conoces que te ate al precipicio
del miedo
para dejarte caer,

no sé qué sentido puede tener
prohibirle el vuelo al alma de viento
que te enamoró al sentir su roce.