martes, 25 de agosto de 2015

Mis brumas I

Los poetas escriben
poemas
sin sentido
que, a veces,
son arte
que, en forma de rima,
logran disipar en un silbido.
Me pregunto
por qué,
entre tantas sonrisas que logras sacarme,
por qué,
con tantas y tantas formas que tienes de desatarme,
por qué
por mucho que la luna quisiera,
no se daría cuenta
de que el sol quema
y son muchas las estrellas que tendría que apagar,
antes de llorarlas en una noche de agosto.
Por qué si me pongo
en las manos de alguien que sepa escuchar,
jamás consigo
la misma terapia que obtengo
escribiendo en una servilleta
con una copa en un bar.
Ni consigo
esa forma que tienes de ignorar
la vida que pasa a tus ojos
mientras desencadenas
a otra alma en pena
que no hace más que llorar.
Mientras prometes
que algún día soltarás sus caderas
entre temblores de tierra,
y que moverás viento y marea
y que sus trémulas manos
y su gélido rostro
y sus ojos castaños,
o grises o verdes,
nunca azules,
(porque no te fías del mar),
tintinearán en tu firmamento,
y serán los astros de tus pupilas
cuando se atrevan a mirar.