viernes, 20 de marzo de 2015

Un mismo cielo

I don't want to change you-Damien Rice
Situación.
Tu mayor momento de debilidad.
Pregúntate si hay una mano al otro lado del cristal, esperando agarrar la tuya para no volver a dejarte marchar. Alguien que se arrepienta por no haberte hecho sonreír cada instante. Unos ojos que lamenten tus lágrimas, que sientan dolor al verte sufrir.
Mientras tú desgarras tu piel de tanto rezar de rodillas, mientras tus oídos sangran de tantos gritos, de tantos golpes.
Mientras tu boca adquiere ese sabor oxidado, mientras tus labios ya no son ese lugar donde se acababa la desdicha. Cuando un mal anida en ti, cuando el miedo es interno.
Piensa en si esa persona está mientras caes, o si aparece cuando ya estás en el suelo, cuando tus extremidades tiemblan.
Cuando tu expresión cambia por completo. Cuando tu silencio duele tanto como un puñal que se hunde en la piel. Ese silencio que antes tanto anhelabas, esos susurros de cálidos vientos salvajes, de atardeceres bajo un mismo cielo.

Mientras esas lágrimas caen, como gotas de lluvia en el cristal. Golpeando, suaves, sus últimas confesiones. Durante esos instantes en los que pueden pedir ayuda.
Cuando ese dolor aflora, cuando tu piel ya no se eriza, cuando tu corazón se para. Cuando sus dedos ya no te resucitan, o quizás no lo intentan.
Si sus manos no están para sujetarte cuando desfalleces,
¿quién llorará tu ausencia?