martes, 24 de junio de 2014

Pensamientos II


"¿Qué pasaría si los sueños dejasen de dormir? ¿Y si despertasen de lo más profundo de ti y a volar comenzasen? ¿Cuál sería entonces tu excusa?"

Escribí aquellas líneas como si el tiempo fuera rival, si intentar vencerlo fuera mi objetivo quise aparentar. Mas, ¿dónde está el tiempo en su medida? Quizás todos queremos controlar aquello que sabemos que no somos dueños, a lo mejor por eso damos un nombre al tiempo. Sigue siendo ridículo aquello de nombrar un ente abstracto. El tiempo nos puede, duerme en la longeva eternidad, se alimenta de la muerte. Es un ser terciario, un inmortal acechando su siguiente presa. La muerte sin máscara, sin tapujos, sobrenombres, colores o definiciones. Es el terror más irreconocible que a nuestro alrededor habita. Lo peor es que no nos damos cuenta de que nuestro mayor enemigo sigue haciendo un mal necesario, sigue siendo un bien demasiado cruel. Debemos al tiempo más vidas que instantes, más lágrimas que sonrisas... porque aunque sea demasiado terrible enfrentase a la realidad, sigue siendo tan inevitable...

Bien, puede que mis sueños puedan luchar contra los impredecibles vientos que tan sutilmente fuerza el tiempo. Es probable que figuren en el lugar más recóndito de mi mente, quizás tentando salir. A tientas, a oscuras, a pequeños pasos dados a ciegas. Temblando, rozando, apalpando con sus finos dedos que con un hilo se sujetan a la vida. Escrutando, tatuando en el alma, grabando a fuego en vida cada segundo que suspira.

¿Por qué no somos capaces de prolongar nuestra batalla? ¿Es porque el tiempo nos hace efímeros? ¿Es porque la decisión la toma el destino de mano del tiempo?

Mis preguntas son bombas de color lanzadas ante el cielo oscuro... algún día llegaré a brillar, será mi paso certero quien la victoria me invitará a abrazar.

Por ello sigo escribiendo. Para alcanzar aquello de lo que todavía no estoy segura de querer.

"Imagina lo que es. Puede que para muchos no sea más que espectáculo. No importa, para otros no es más que movimiento. Nosotros, que somos la estrella más apagada de todo el firmamento, escintilamos hasta casi morir completamente.

Nadie parece entender, te sientes cada vez más impotente sobre la ignorancia, nadie parece darse cuenta, tampoco parecen querer pararse a escucharte. La ira crece en ti cada día más. Todo parece parecer un interés totalmente falso.

Sin embargo, y a pesar de todo, sigues luchando por aquella bandera que sigues sintiendo fundamental defender, sigue siendo tuya la preocupación divina que te fue otorgada.

Y, al tiempo, te vas dando cuenta de que tu corazón duda lo que tus ojos quieren ser partícipes. Y recapacitas. Y reaccionas. Y por fin logras ver que no es el movimiento, sino la mano que lo ejecuta."