lunes, 4 de julio de 2016

Punto.

Me convence pensar que fue y estuvo para arrancarme el frío.
Y se fue cuando ya nada podía quemarme la piel.
Ahora estoy bien.
Tan bien que no me creo
que exista otro abrigo
distinto a mi sonrisa rompiendo espejos
donde antes solo me veía
con él.
Ahora doy sentido
a mi existencia.
Ahora soy trascendental.
Ahora mi propia inercia
ya no va a hacerme naufragar.
El frío es un lastre.
Se cura con chaqueta.
Pero no las de los escaparates...
Ni trajes,
ni etiquetas.
Nuevas
formas,
experiencias,
risas que arrastran
los males
y tristezas
a otros lugares.
Donde ya no pueda
verlos.
Donde ya no duelan.
Ahora me veo en otros ojos
y me veo bonita.
Me veo más guapa que nunca.
Y sigo siendo la misma.
Solo que, en vista de otros labios,
ahora estoy segura
de que soy la dueña de mi vida.

Y punto.