martes, 24 de marzo de 2015

candelas




Candles
Y es que no queda más que el vacío sonido hueco de mis pies que tamborilean en el suelo.
Cruje la madera.
Resultado de imagen de tumblr velaMientras mis llantos silenciosos surcan mis mejillas.
Como barcos de vela movidos por la pasión apenada y el sabor amargo del adiós.
Y en mis labios aún siento la miel de tus besos.
Al tiempo que mi mente navega por otro momento, días atrás.
Cuando aún tenía un latido en el que afinar los de mi acompasado corazón.
Y todos mis sentimientos bailan al ritmo de la música de tu adiós.
Joder.
Y es que este vacío crece y crece con los segundos.
Me duele ya el cerebro de imaginar tu vuelta.
Y en mi pelo aún queda el rastro de un aroma a cera derretida en tu calor.
Y la vela que se consume en mi pecho, quemando mis pocas esperanzas.
Febrero, marzo, abril.
No puedo contenerme, no puedo. Estoy inventando el abecedario con el que poder escribir tu venida.
Inventando el viento que te traiga en sus brazos.
Pero no queda más que el vacío...
Mientras tus pasos silenciosos aplastan mis costillas, no siento el aire circular en mis pulmones.
Y al cerrar los ojos...
Sigo viéndote.
En la oscuridad de mi propio pensar. 

viernes, 20 de marzo de 2015

Un mismo cielo

I don't want to change you-Damien Rice
Situación.
Tu mayor momento de debilidad.
Pregúntate si hay una mano al otro lado del cristal, esperando agarrar la tuya para no volver a dejarte marchar. Alguien que se arrepienta por no haberte hecho sonreír cada instante. Unos ojos que lamenten tus lágrimas, que sientan dolor al verte sufrir.
Mientras tú desgarras tu piel de tanto rezar de rodillas, mientras tus oídos sangran de tantos gritos, de tantos golpes.
Mientras tu boca adquiere ese sabor oxidado, mientras tus labios ya no son ese lugar donde se acababa la desdicha. Cuando un mal anida en ti, cuando el miedo es interno.
Piensa en si esa persona está mientras caes, o si aparece cuando ya estás en el suelo, cuando tus extremidades tiemblan.
Cuando tu expresión cambia por completo. Cuando tu silencio duele tanto como un puñal que se hunde en la piel. Ese silencio que antes tanto anhelabas, esos susurros de cálidos vientos salvajes, de atardeceres bajo un mismo cielo.

Mientras esas lágrimas caen, como gotas de lluvia en el cristal. Golpeando, suaves, sus últimas confesiones. Durante esos instantes en los que pueden pedir ayuda.
Cuando ese dolor aflora, cuando tu piel ya no se eriza, cuando tu corazón se para. Cuando sus dedos ya no te resucitan, o quizás no lo intentan.
Si sus manos no están para sujetarte cuando desfalleces,
¿quién llorará tu ausencia?

jueves, 19 de marzo de 2015

el poeta que dejaba cartas debajo de la cama de su amada.

Maulla como un gato.
Melancólico en la noche oscura que cae. 
Prometió no volver a hacerlo. 
Pero allí estaba, bajo su balcón. 
Con una cerveza vacía en la mano y una ahora colilla pendiendo de sus labios. 
El ramo de rosas ya se había marchitado con la lluvia, y los acordes rasgados de su guitarra habían quedado ahuecados por las gotas de agua en la carretera. 
Y pasaban coches, luces frenéticas de un segundo en la oscuridad, y rabeaban los sentimientos en su cabeza como tiburones. 
Y arrancaba su piel la certeza, de que segundos atrás o adelante lo arriesga todo. 
Posdatas volando, como su propia Cenicienta, como su propia película dramática. 
Maulla como un gato. 
Lloraba casi con desconsuelo. 
Porque su consuelo estaba durmiendo. 
Y el allí, en el balcón como un imbécil, intentando escribir rimas en un avión de papel. 
Estúpida gracia la del poeta, incitado a quemar las llemas de sus dedos acariciando el viento a falta de su pelo. 
Estúpido el que consiguió que su nombre rimara con amor. 
Y arrojados los sentimientos en la arena, que se lleve el mar mi pasión y mi empatía. 
Que se lleve al guitarrista de tu balcón. 
Al poeta de tu tejado. 
Que se lleve mi dolor eterno. 
Como un catarro en el pecho. 
"Quiero que seas mi única excepción, aquello que me empuje a hacer cualquier locura, 
que seas mi sombra, que dibujes en mi piel el rastro de tus besos y que me mates antes de darme este desconsuelo, porque quiero que seas mi única...

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                                                                                                                                       "



sábado, 14 de marzo de 2015

Pétalos impares


Margaritas con pétalos impares.
Y una mano orgullosa que las arranca.
¿Algo que demostrar?


Mucho tiempo sin escribir y nada más que decir.
Que no rima por más que siga tecleando;
pero me está recordando a ti...
Un lugar con toques de carmín,
y entre tus labios una palabra que susurra
¿Aún sigues intentando fingir?
El amanecer que sueña, lentamente torturándome
Mientras sonríes sin darme tiempo a respirar,
mientras te miro sin nada que añadir,
mientras me miras y continúo escuchando
ese silencio que me amarga y me agita,
que me inunda en este sinvivir.
Mientras tus ojos no encuentran consuelo
de dulzura alguna, más allá de aquí,
de este hueco en medio del miedo,
en medio de todo y de un poco más.
Cuando quizás nos estemos confundiendo
al pensar que pronto avistaremos el fin.
Y es el inicio de este momento
que tal vez no debiéramos volver a escribir.
El momento donde cada recuerdo
y cada palabra que en otro instante añadí,
convertía la lluvia en lágrimas
y al sol simplemente en calor.
En este absurdo rincón infantil,
al que quizás jamás volveré,
te pido que vuelvas a mí.

lunes, 9 de marzo de 2015

tiempo de vida

Estimado paciente;
escúchame mientras lees
Le comunico que su vida se está acabando.
Toda la mierda de su alrededor conseguirá acabar con usted.
Calculo que le quedan a usted aproximadamente cincuenta años.
Cincuenta años parece mucho.
Pero con ese modo de vida que lleva deseara morir, y morirá, en la monotonía.
Le receto a usted una dosis de impaciencia.
Una pastilla de furia.
Una cápsula de inocencia.
También mil litros del jarabe de la libertad.
Le escribiré una inyección de seguridad cada mañana.
Le ruego que ingiera una pizca de locura espontánea después de cada comida.
Y cuando empiece a anochecer una jeringuilla de ilusión.
Y si con esto no llega es que ya está usted muerto.

domingo, 8 de marzo de 2015

La bailarina frustrada

Limpiaba con esmero el suelo de aquel estudio de danza.
El sudor impregnaba el ambiente, pero no era un olor desagradable.
No era más que el olor de haber sentido, saltado, corrido en cada segundo de música.
Las bailarinas subían a sus puntas, bajaban, doblaban sus pies de una manera sobrenatural, haciendo caso omiso de la presencia silenciosa de la limpiadora.
Y es que, ¿le iba a importar a esos elegantes cisnes un patito feo?
Ella hubiera querido ser como ellas.
Ella lo hubiera sentido tanto como ellas.
Pero era una vocación frustrada.
Un día como aquel, hacía años se había dicho "trabajaré en algo relacionado con la danza".
Y no podía rechistar, porque lo estaba haciendo.
Pero no como imaginó.
Por eso pasaba la fregona, sin levantar la cabeza.
Frustrada pero sin frustrar.
Con la dignidad por los suelos por no haber luchado.
Y con el miedo de pensar que moriría limpiando esos suelos en los que otras estarían cumpliendo su sueño.
Cumpliendo su sueño.
A diferencia de ella.

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PD; hemos puesto algunas fotos nuestras, podéis verlas aquí para conocernos mejor. 

viernes, 6 de marzo de 2015

Amencer


As autoras deste conxunto de relatos somos Susana (click, click), e mais eu. Podedes leer en wattpad o en calquera dos dous blogs. 

¿Leer a primeira parte? Aquí

1.Sinopse:

Unha colección de pequenas historias interconectadas entre sí. Cada historia trata un tema, e esos temas sempre pertencen aos meus maiores medos, aínda que o meu obxectivo sempre é a libre interpretación das historias. Cada unha delas consta de, polo menos, dúas partes, divididas en números romanos. A primeira sempre é un texto inicial no cal se trata o tema no que se falará a continuación no resto de partes, que son a historia en sí. As historias están incompletas, e teñen un final aberto, para deixar que ti, o lector, imaxines esas partes. Porque estas historias, estes medos, estes personaxes, e todo o que sae desta miña cabeciña realmente non me pertence a min, senon que é todo teu, meu lector.

2. Dónde podo lela?

a) No meu blog clicando aquí.

b) En wattpad.


  E cando todo o que tes é
a pel espida, o corazón latexento e roto,
soa e triste mirada vacía,
na sensación estraña pero familiar de soídade,
e con esta mesma  como única compañeira.
Inseguridade percorrendo as costas como calofríos,
sedentos de facer dano.
Abrir feridas.
Encoros de medo deslizándose polas rubias meixalas.
Prexuizos en cuestión.

I


El nerviosismo crecía en su interior y algo se removía. Recordaba aunque no quería, y se estremecía en el acto.
Eran sus ojos los que ardían, en fuego lento y constante. Y quemaban a todo aquel que la avergonzaba.

-¿Me pongo el azul o el rojo?

Antía, tras un breve silencio miró a su amiga al no recibir respuesta.
La encontró despistada, con la mirada y los pensamientos perdidos en un punto más allá que el color del jersey.
Suspiró exasperadamente.
Xela giró la cabeza, solo un poco, hasta que sus ojos se cruzaron y bajó la mirada. Eso era un indicio de que algo le pasaba, no estaba bien. Incluso sus ávidos ojos oscuros lucían más apagados que de costumbre.
Antía dejó a un lado las prendas y se acomodó a su lado.
Le faltó tiempo para ver las pequeñas gotas cristalinas que resbalaban por las mejillas de su amiga.

-¿Estás bien?- le dijo.
Era una pregunta estúpida, cuya respuesta flotaba en el aire. No. No estaba bien, en la estancia faltaban los acordes armónicos de su voz. Así que no. No estaba bien.

El motivo estaba impreso en una parte de su ser, casi sin tinta, como sellado en sus carnes. Imborrable.

Y es qué llevaba horas pensando, dándole vueltas. Pero no sabía como expresar en voz alta todos aquellos miedos que habitaban en su distorsionada mente.

-Vuelvo ahora.- dijo Xela antes de escapar por la puerta.

II

La noche anterior...

El explosivo estaba en sus manos. Lo sabía.
Lo sabía, principalmente, por el hecho ocurrido la noche anterior.
El explosivo era ella.
Nadie más era el problema.
Sus estúpidos conflictos internos desde que aquello ocurrió.
No era más que un inocente destello, En aquel nombre, en aquel carácter que parecía indicar que todo le importaba una mierda. Que así era.
Y mientras tanto, mientras ella lloraba encerrada en una sucia cabina del baño de aquel estúpido local escuchaba sus gritos en la terraza.
Sin embargo, sus lágrimas no se contenían, salían a borbotones de sus ojos, semejando lluvia en abril.
Estaba borracha cuando todo ocurrió. No tenía control de sí misma. Por eso, minutos más tarde, ya calmada lo encontró apoyado en la barandilla del bar, no encontró ni rastro de aquella muchacha de estilo punk con la que tiempo antes ligaba.
Miró dos veces a su al rededor,esa zona estaba vacía a excepción de aquel chico misterioso, por eso, sin pensarlo lo agarró por la melena rubia y plantó su boca entrecerrada en la de el.
Daniel se separó segundos después.
Estaba confuso.
Pero no debido al alcohol, si no a aquella inesperada muestra de atracción.
Al fin y al cabo, a pesar de su mohín melancólico y su aspecto aniñado, Xela no era una joven fea ni mucho menos, bajo su falda de tartán se escondía un físico espledoroso de deportista.
Daniel, tras la confusión inicial se acercó a Xela, que había perdido por completo el autocontrol.
Apenas se estremeció cuando el chico introdujo su mano sudorosa por dentro de su falda y acarició su piel desnuda.
Xela se dejó llevar, el alcohol corría por sus venas, aplastaba sus emociones y su timidez. Dejó que el chico acariciara cada centímetro.
No recordaba nada, tan solo que su amiga había montado en un coche negro y estaba sola con un casi desconocido.
Daniel siguió acariciándola, le hizo sentir como en el cielo, además de adulta y especial.
El chico se puso en pie y tiró de Xela hasta sacarla de aquel local y llevarla a un lugar aún más vacío y oscuro.
¿Es posible percibir el peligro con litros de vodka circulando por tu cuerpo?

III

Amaneció sola, cansada y confusa.
Sobretodo cansada y confusa.
La soledad podría omitirse, porque estaba acompañada por la vergüenza y el miedo.
Prefería no recordar.
Lo prefería, pues llegó a verlo todo con claridad.
No sabía como había llegado hasta su casa. Si por ella fuera habría permanecido allí, toda la noche.
Pero ya más despejada, sentada en el porche se dio de la estupidez que había cometido.
Se limitó a cerrar las ojos y frotarse la cara con el dorso de la mano.
No sabía quien era.
Se había perdido por completo.
Por eso se sumió en la inconsciencia, en la ignorancia, en el olvido del dolor.
El no saber es la mejor forma de no sufrir.
Ella lo sabía. Mejor que nadie.





martes, 3 de marzo de 2015

rebelión

Rebelión.
La ciudad está en llamas. 
Arden los valientes y los cobardes. 
Los que se han atrevido a levantar los brazos y los que han tocado el suelo con sus dedos. 
Cae el muro. Se rompe la batalla. 
Se consume al ritmo lento del fuego cualquier intento de progreso. 
Como ceniza, polvo movido por el viento. 
Se agarran de las manos y caminan en filas. 
Rectos. Como militares. 
Un paso tras otro, no más ambición en la vida. 
Al ritmo lento y constante del fuego. 
Esposados por el miedo. 
Armas que se elevan al viento. Se oyen disparos. 
Yo nisiquiera oigo la voz de mi conciencia. 
¿Qué hago?
La bomba explota y todo tiembla. 
Como hoja seca. 
No tengo frío ni calor. 
No tengo piel. 
Se cae el muro y no tengo nadie a quién abrazar en el otro lado. 
Los robots siguen sin romper la fila. 
Robots con sangre tan caliente como la vida. 
Con mi iyección de rabia. 
Hago crujir mis articulaciones, sonoramente. 
Todo mi cuerpo se mueve de repente recibiendo una orden. 
Un pie adelante y otro atrás y empiezo a correr levantando una nube de polvo...

-¡Corre, chico, corre!

Escucho segundos antes de caer.