jueves, 3 de diciembre de 2015

Carcajadas

Mantengo mi cabeza ocupada imaginando mil inicios,
y recordando un final que duele demasiado. 
Mantengo los ojos fijos en la carretera para contener las lágrimas. 
Yo nunca he sabido ser feliz, 
me faltan años y me sobran decepciones. 
Tampoco he sabido rimar, 
pero no importa. 
Yo solo estoy aquí sentada escribiendo 
para poder resucitar, 
para que alguien que se sienta cómo yo, 
pueda resucitar. 
Para que te sueltes el pelo y te pintes los labios de rojo, 
para que vuelvas a enseñar los dientes y la campanilla, 
en cada carcajada. 
Para que te des cuenta de que la poesía no tiene normas, 
ni medida, 
porqué los sentimientos son inmedibles, 
porqué el arte es inmedible. 
Porqué la vida que da la poesía, o viceversa, 
no es matemática. 
Los mil inicios que mantienen ocupada mi cabeza, 
no dejan de ser finales. 
Funerales del dolor en un pecho ajeno, 
de la tristeza de una almohada ajena. 
De besos en labios ajenos porqué en los míos no caben tantos versos. 
De quebraduras en corazones que no son míos, 
y nostalgia almas desconocidas. 
De precipicios y miedos, 
de eso sé demasiado. 
De perder la cabeza por alguien que ha perdido las ganas, 
de perderse a uno mismo buscando nuestra otra mitad.
De escuchar el silencio y colorear la oscuridad, 
de flores no sé mucho,
nunca nadie me creyó lo suficientemente muerta cómo para traerme flores, 
cómo sino, que el amor no entiende de pétalos. 
Sólo tu boca entiende de pétalos, cómo sino...