miércoles, 21 de septiembre de 2016

Pre-invierno.

Hay ganas de invierno,
de frío que te cala los huesos
y miradas que te calan
aún más.
De que llueva
y se empapen los cristales,
y se nos olvide quitar la ropa fuera
y meter dentro el tendal.
Que estemos mojados
y con ansias de llegar
a casa
y desear que el puto verano
llegue ya.
De que ver el sol
sea milagro
y motivo
para decirnos
"hay que verse".
Tengo ganas de saber
cómo es helarse
contigo al lado,
quiero saber si es posible
o se contradice
demasiado.
O si es tan apetecible
un
abrazo
tuyo,
como dormir con exceso de mantas
(o no dormir
si se trata
de ti),
que hasta pasaría tormentas
y lo que venga
y lo haría con gusto.
Si tenerte
me va a dar ganas de bailar
hasta sacarnos la humedad
estacional
y entrar en el trópico
y en calor.
Que todo el frío
se me va a pasar entre canciones
y entre tus brazos,
entre libros,
estudiándo(te).
Y preguntándome
si este año
por fin vamos a ver nevar
antes de Navidad.
Sabiendo la respuesta.
Como cada vez que me preguntes
si me quiero quedar
cinco minutos más.
Siempre sabiendo la respuesta.
Quiero que recuerdes
que soy fan
del chocolate caliente
y sobre todo si es por sorpresa,
de los abrazos
y las caricias.
De los soportales
que nos resguardan
de la que sea
que esté cayendo.
También de las películas
antiguas,
de los gestos mudos
y los gritos para sordos.
Ah,
y también
muy pero que muy
fan de ti.
Que este poema
se me queda corto.
Pero es que cada vez tengo más claro
que me quedo sin palabras
para decirte todo
lo que eres.
Solo espero
que este invierno
sigas disfrurando del silencio.
Y que, nunca,
jamás,
dejes que se calle.