lunes, 16 de junio de 2014

Sobre las dos caras de la belleza.

Allí donde pasabas se postraban a tus pies. Tu fragancia era deseada, y el sentimiento de tu frígida mirada lo era también. Tu melena era una larga capa dorada, siempre perfecta. Incluso el sol envidiaba su brillo eterno.
Eras el símbolo de la infinita belleza, una ninfa salida de la más bella naturaleza. 
Tu cuerpo, una melodía de perfectas notas, una escultura maravillosa. 
Pero todo aquello te repelía. Dejabas que los demás amaran tus virtudes para restregarte tus defectos. Para llorar de compasión de pie frente al espejo. Para  desear también ser bella por dentro. 
Te creían una persona a quien parecerse, un modelo al que debía imitar. 
Veían en tu sonrisa congelada la más pura felicidad. Y tu mirada anclada en el pasado un ejemplo de libertad. Oprimida por las redes del fracaso nadie te sabía mirar. 
Porque eras bellísima. He de decir que lo eras. Pero...¿y dentro de diez años, cuando la piel se arrugue y el cuerpo se deforme? ¿cuando la gente ya no recuerde tu bella juventud? ¿Que mostrarás entonces? No tendrás nada. Habrás perdido tu bella fachada y no hay forma de esto arreglar. 
Te miraré con los ojos entornados y llenos de ternura. Con pena te diré que te lo advertí. 
Crece por dentro para no hacerlo por fuera. Enamora por tus palabras o tus gestos. Enamora por tu sonrisa siempre pintada en tu rostro.  Y no lo hagas por nada más.
Aprende que la belleza real está en  el alma. 





No tengas miedo a cambiar. Sé que es difícil tus raíces olvidar. 

Cuando la muerte te aceche. Cuando tu cuerpo no aguante más....

Cuando los demás dejen de seguirte y te empiecen a ignorar.

Cuando no valga una mirada para camelar...

Te mirarás al espejo y querrás morir. Te verás vacía por dentro, e inútil por fuera.

¿Y que pasará?

Tal vez entonces empieces a pensar sobre las dos caras de la belleza...Y sobre la bestia que escondes dentro.