martes, 3 de marzo de 2015

rebelión

Rebelión.
La ciudad está en llamas. 
Arden los valientes y los cobardes. 
Los que se han atrevido a levantar los brazos y los que han tocado el suelo con sus dedos. 
Cae el muro. Se rompe la batalla. 
Se consume al ritmo lento del fuego cualquier intento de progreso. 
Como ceniza, polvo movido por el viento. 
Se agarran de las manos y caminan en filas. 
Rectos. Como militares. 
Un paso tras otro, no más ambición en la vida. 
Al ritmo lento y constante del fuego. 
Esposados por el miedo. 
Armas que se elevan al viento. Se oyen disparos. 
Yo nisiquiera oigo la voz de mi conciencia. 
¿Qué hago?
La bomba explota y todo tiembla. 
Como hoja seca. 
No tengo frío ni calor. 
No tengo piel. 
Se cae el muro y no tengo nadie a quién abrazar en el otro lado. 
Los robots siguen sin romper la fila. 
Robots con sangre tan caliente como la vida. 
Con mi iyección de rabia. 
Hago crujir mis articulaciones, sonoramente. 
Todo mi cuerpo se mueve de repente recibiendo una orden. 
Un pie adelante y otro atrás y empiezo a correr levantando una nube de polvo...

-¡Corre, chico, corre!

Escucho segundos antes de caer.