jueves, 29 de enero de 2015

Final abierto

Solía recordarte como el perfecto compañero de viaje, de penas y de copas tras las luces de los bares. Aquella diversión infinita de ojos inyectados en sangre.
La luna que brindaba por ti y por mí, como si nada. Acompañándonos en mi habitación, a través de la ventana.
Inundándola de aquella luz siniestra blanca y azulada.
Ahora que te veo bien y no me dejas ni mirarte.
Estudiábamos el cielo de mi cuarto, tu lugar favorito para esconderte de lo que te rodeaba.
Buscabas las estrellas entre las bombillas de mi lámpara de araña. Era entonces cuando una ráfaga de viento nos azotaba.
Y te erguías y me olvidabas, solo por cerrar la ventana.
Ya no tengo miedo en reconocer que alguna vez fui tuya. Aunque quizás el tiempo demuestre alguna vez lo contrario. Que mi corazón en el pasado de hipnotizó hasta el punto de no darte cuenta de que te dormías en aquel sueño constante.
Tardé en darme cuenta de lo poco que te necesitaba. Cuando el temblor de mis manos no me dejaba agarrarte para que no te marcharas.
Me obligaste a dejarte porque te tuve miedo. Me perseguías mientras yo te procuraba cuando me faltabas.
Comencé a patinar sobre una capa de hielo muy fina. Estaba en un callejón sin salida. Empezaba a tener miedo a lo que veía cuando miraba mi reflejo.
Aquellas ojeras que abarcaban mi rostro, aquella palidez propia de un muerto en vida, de un espectro fantasmal de mi pasado.
Por tu culpa.
Me fui yo, y no tú.
Abrimos un paréntesis que señalaba los gritos de aquellos oscuros días de tormenta, de cuando era esclava de lo que tú podías darme.
Ahora que simplemente te quedas en un extraño recuerdo, lleno de momentos de éxtasis. Y de los otros momentos no me acuerdo.
Y ahora que cada cual, como tú, como yo, que entienda lo que quiera. Este es un final abierto.

Pupilas derretidas

                                    ·A woman without a man is like a fish without a bicycle ·

Sobre el cuerpo, la mente y la combinación de ambas.

Mentes infantiles encerrados en cuerpos adultos.
Responsabilidad cero, probabilidad cien.
Conciencia vacía, incapacidad para decir que no.
Cerebros de niños que habitan casas demasiado grandes,
mentes de niños que viven en mansiones,
pensamientos inmaduros,
experiencia casi nula,
precio demasiado barato.
Vendido, adjudicado.
Te regalo mi cuerpo, mi mente me la guardo,
a esperar que a que los daños posteriores consigan,
hacer de mí algo, si es posible.
mentes que no conocen el peligro,
cuerpos aptos para él,
depravados que eligen sus presas,
víctimas del no saber, juegan, se vuelvan y terminan,
con el corazón hecho trizas,
el orgullo arrastrando como un traje de cola.
Mentes infantiles que creen que no lo son,
popularidad detrás del humo,
encendiendo los motores,
aspirando los problemas,
expulsando los dolores.
Mentes infantiles que se exponen a la sociedad,
Peter Panes que se creen Tarzanes,
pupilas derretidas que no alcanzan a ver,
cámaras sin espacio que no pueden retener,
los mensajes, las señales, los riesgos por doquier.
Cuerpos en desarrollo, mentes en paro,
con razón han olvidado, a que deben temer,
y se entregan, se venden, se regalan,
a todo lo que consideran que los hará mejores,
por que la sociedad así lo dijo un día,
y es de lo único que se acuerdan.
Mentes infantiles en cuerpos adultos.