miércoles, 9 de diciembre de 2015

¡vuelve!







de las horas que te debo de cosquillas:




En nada el único dolor que sentirás será el de cabeza por la resaca de una noche memorable.
El de los labios por una mordida y el de tus mejillas por tanto sonreír.
En nada volverás a estar sufriendo por otra persona, o tal vez no, tal vez estés viviendo la mejor aventura de tu vida.
Tengo una teoría; a la cuarta va la vencida.
Demasiados intentos fallidos, díficil recuperar las piezas de tu corazón en el incendio.
Quiero que sepas, que en nada llegará alguien dispuesto a arder con tal de recuperarte. O dispuesto a quererte así cómo estás; rota, sin miedo a cortarse con tus vértices.
En nada, volverá agosto y él no estará. Y no importará. Serás capaz de buscarlo y decirle lo mucho que lo quisiste, que quizás lo sigas haciendo, pero que eso no le da el derecho a joderte la vida. Y sonreirás. Con esa sonrisa tan desgraciadamente bonita que tienes. Y yo te estaré mirando desde el otro lado del mar.
Joder, deseando poder disecar mil océanos para tenerte entre mis brazos y decirte lo mucho que te mereces ser feliz.
Tengo también otra teoría, las mejores personas esconden las peores historias.
Sé que es tu caso, sé que no serías capaz de hacerle daño a nadie por miedo a que pasen por lo que tu has pasado.
Lo has vivido todo, de una forma especial.
Siempre llenando de arte hasta los recodos más oscuros de tu pensar. No hay ni un solo lugar que no pueda inundar tu luz.
En nada, se acabará el mojar la almohada cada noche por humedecerte los labios cada vez que lo ves pasar mientras lo sigues con la mirada.
Y deseo que se gire, te mire y te guiñe un ojo, cómo solo él sabe hacerlo. Cómo solo tu querrías que lo hiciera.
Te aseguro que todo esto tiene un porqué, que los días buenos serán incluso mejores a la luz de unos ojos que han pasado por las peores desgracias.
Que no tengo un máster en amor, ni el título de poeta para corazones rotos, pero que él ver tus ojos apagados me obliga a sacar todo lo que encuentre con tal de hacerlos brillar otra vez.
No sé nada de la vida, tal vez menos que tú, pero oye, que a vivir se aprende viviéndo, y aquí estamos; yo quiero hacerlo a tu lado.
Quiero pasar los mejores, peores, aún mejores y incluso peores momentos contigo. Y hacerlos todos lo más buenos que pueda.