domingo, 18 de mayo de 2014

Aquello que no era nada. Y tu soledad más la mía.

Nada. Vacío. Lágrimas tras aquella carcajada.
sonrisas entre gotas de rocío,
miradas que queman y hacen reír,
a la luz de la elegante luna,
brillos que yacen en una pupila,
tristeza que nace en tus ojos,
y un manto de vacío. Y finalmente nada.

Nada. Simpleza. Llantos que a ti se me asemejan,
luces tintineantes, deseosas de ti,
estrellas fugaces que escapan de los malos,
y promesas. Tantísimas.
Entonces suspiros contenidos,
vaho donde escribir tu nombre.
Y cristales rotos que abren heridas del pasado.
Un resumen de la simpleza. Y finalmente nada.

Nada. Belleza. Aquellos labios rosados,
aquellas mejillas coloradas,
la piel fría y blanca, tensa,
los ojos entonando los sentimientos del alma,
y una voz fina, aguda, que no cesa,
un hilo irrompible de plata, pero frágil,
pero difícil. Y bello. Finalmente nada.

Nada más. Escúchame; nada.
No somos nada. Nada más que trozos de una historia,
fragmentos sin unir de un cuento,
de una metáfora,
olvidate; no somos nada.

2 comentarios:

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