martes, 1 de abril de 2014

Lágrimas de sangre


Mi último adiós, querido amigo, no es muy fácil de relatar, pero si me dejas y estás interesado en oírlo, aunque sea con dolor, lo puedo intentar.

"Llegó un momento en el que sentiste la luz escintilar. El brillo de tus ojos ya no era el mismo. Comenzaste a deambular por los instantes, como si el más preciado de tus sueños hubieras perdido.  Sentiste tu propia vida en manos de otro, en otro lugar. Ya no eras su dueño. Dejaste que todo te fuera devorando por dentro; tus temores, tus incertezas, tus defectos... todo. Dejaste a tu propio corazón levantar un muro alrededor de él.

¿Qué buscabas? ¿Protegerte del mundo? Estabas caminando perdido, buscando un horizonte, un infinito. Una oportunidad en otro sitio. Quisiste aprender a volar. Quisiste muy lejos llegar. Tal vez lo hubieras conseguido. Pero en sus manos te encomendaste. Sabías a lo que te exponías, sabías lo ocurrir podía. Lo sabías. Y no quisiste hacer nada.

Pudiste evitar todos los momentos infernales que viviste. Caminando solo por la calle, sin esperar respuesta alguna del mundo. Tan solo caminando, sin tener claro a dónde.  Y comenzaba a llover. Mirabas desde la ventana, quizás buscando la luz, quizás buscándote a ti mismo. Te invadía la nostalgia por dentro, y recaías en lo mismo, otra vez.

Eras joven. Y todo ocurrió demasiado deprisa. No pudimos hacer que el mundo cesara de girar. Los segundos pasan, y la gente muere. Muere, pero tú no llegaste a morir. Murió tu alma. Murió toda la esperanza que tenías encerrada en ella. Y con tu alma, tu corazón se paró.

Y volvía a verte melancólico sentado en frente de tu casa, aguardando. Y guardando... guardando tus propios sentimientos para ti mismo. No podías contener en tu propio cuerpo, todo el peso que con tus propios actos levantabas. Tratabas de erguir la cabeza, mas no podías. Tratabas de aguantar un día más, pero era algo imposible.

 Y soñaste y llegaste a fantasear con decir adiós. Sufrías por dentro. Y por tu corazón resbalaban lágrimas. Lágrimas sin sentido, pero con demasiado significado. Cada gota, cada lágrima de sangre que por tus venas vertías, relataba cada momento de sentir tu vida marchitar. Como en la más triste de las metáforas. Como en la más fría de las noches. Y entonces lo hiciste. Quisiste dejar de sentirte esclavizado por ti mismo. Y lo hiciste.

Y ahora tu lugar quedó vacío. Esperando a que regreses de tu vida inmortal."

Y, así fue, mi querido amigo, cómo alcanzaste la libertad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y tú, ¿opinas lo mismo que yo? ¿estás en desacuerdo?¿tienes un blog que quieres que visite? ¿te gusta, te disgusta? ¡Comenta y haz brillar mi sonrisa!