lunes, 22 de diciembre de 2014

I Para mi musa

"Esta historia comienza en el interior de un cuaderno de tapas de cuero. Marrones, con la simpleza de lo más bello jamás imaginado.  
En septiembre, con una ligera brisa corriendo entre los pliegues de mi falda. Y con tu dulce mirada que todo lo derrite.  
Soy la protagonista más idiota para una historia así, pero algo que nace en mi interior me obliga a abrir ese cuaderno por la mitad, poner una música alegre de un CD que tu me regalaste, cuya portada reza "Para mi musa".  
Las notas de tu piano se cuelan en mi mente, hacen resucitar viejos recuerdos en los que tu agarrabas mi cintura y acariciabas con la suavidad de la brisa primaveral mis labios con los tuyos.  
No quiero llorar. No puedo. Los muertos no lloran, no sienten ni padecen. Mi mente ha muerto contigo, pero mi cuerpo sigue paseándose. Intentando comprender por qué, por qué te ha tenido que pasar a ti y no a cualquier otro.  
Pero aún soy joven. Encontraré a alguien, eso dicen. Aunque las hojas de este cuaderno parecen estar apunto de acabarse.  
La soledad huele a flores secas.  
La soledad me obliga a escribir esto para rescatar el sentimiento de que merece la pena seguir viva.  
Si los suspiros hablaran, el mundo sería un torbellino de recuerdos por mí susurrados. Porque de mi aliento escapa el sabor de tus ojos acaramelados de los que ya no queda ni el brillo.  
Y si el destino se empeña en hacerme llegar las palabras que tus suspiros esconden, tal vez podría recuperar la sonrisa desvanecida de mi rostro fantasmagórico. Traslúcido como nubes de porcelana pendiendo de un cielo tan falso como las palabras "Estoy bien".  
Y a veces no sé ni lo que digo. Me escapo poco a poco del mensaje que de verdad quiero expresar. Bueno, creo que no tengo que decir explícitamente que te quiero. Creo que enlazar las palabras como lo he hecho, buscándolas con cuidado entre las caricias tuyas que se agolpan en mis recuerdos, podré hacerte saber que eres lo único por lo que daría la vida, y el hecho de que no estés no hace más que aumentar mis ganas de buscarte en el mundo de los muertos, si es que existe tal.  
Se me agotan las letras, estoy llegando al final. Al final del principio de este cuaderno de cuero que conseguiré hacerte llegar si es que los muertos saben leer.  
Siempre tuya, " 

                                       



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