de si tengo asegurado
el corazón contra impactos,
a todo riesgo.
Creo que dispongo
de un seguro a terceros
y un chaleco antibalas.
Además de la incerteza
de si estoy preparada
para alimentar mis versos
con otros besos,
otras sombras.
Tras chocar con el suelo
y buscarme el alma
en otras bocas,
he aprendido
que no hay nada
como un roto para un descosido
y yo solo tengo un alma
que está cansada
de estar rota.
Has llegado hasta mí,
así que si quieres,
descóseme.
Te reto a que tires
de cada una de mis costuras,
y disfrutes del sonido
del hilo resbalando por la piel.
Abriendo cada una de mis heridas...
ya sabes,
hasta que sangren.
Que estoy avocada
al desafío
de remarcar mis cicatrices
y lucir mis remiendos
con una sonrisa puesta.
Orgullosa de haber aprendido
de la mano de otros gritos
que el peor dolor se va en silencio.
Y ahora que por fin
se ha ido
este sentimiento
de estar atada con cuerdas
a una piedra
en medio del océano:
desátame,
descóseme
y recuérdame
(o enséñame)
lo que es querer de nuevo.
Ilustradora: Victoria Santos
Qué bonito, me ha encantado, me pasaré más a menudo por aquí para leerlos :3
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Te esperamod con los brazos abiertos.
EliminarPrecioso
ResponderEliminarMil gracias.
EliminarY qué caro habrá salido el seguro... Como siempre, ¡precioso! :)
ResponderEliminarUn seguro inseguro... ¡muchísimas gracias!
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