¿Frustración? La mayor de ellas.
De las vidas la mía la peor. De los amores el más trágico el mío. ¿Culpables?
Solamente yo.
Sigiloso atacante, bandido ladrón, sin quererlo, sin percatarme, robaste mi corazón. Y es que cuando pienso en ti todo suena a rima, todo es bello, todo es melodía. La mejor voz, la tuya, llamándome por mi nombre, descubriendo tus ojos en lo desconocido, teniéndote tan cerca.
Querré seguir negando lo
evidente, pero lo evidente es impensable.
Me parece que mi nombre queda
hermoso entre tus labios, que me gusta la forma en la que me miras y que cuando
me hables yo me quede callada, sin saber qué lenguaje usar, más que el de la
mirada de enamorada. Ese lenguaje que transpiro.

Esa falta de coraje, que no es
más que el temor de un futuro incierto. Incomprensible y todavía invisible a
los ojos de mi corazón. Cuando quiero darme cuenta, estoy soñando contigo,
hasta terminar creyéndome mis propias fantasías. Me obligo a negarlo. Dos
veces. No.
No sé qué me impide traspasar las
barreras del tiempo. Creo que es la cierta posibilidad de hacer cumplir lo que
realmente quiero. Paradoja extraña, ¿no es cierto? Que yo por querer, quiero un
mundo, mas solamente a tu lado lo quiero. Pero, es curioso que a la vez, sienta
reparo en verte aquí, a mi lado.
Y otra vez ya estoy, en mis
fantasías, soñando. Y es que vivo así, contigo en mis pensamientos. Donde tus
abrazos son nada más que un suspiro, donde tus besos son nada más que mi
sustento. Donde las frases que pronuncias, son lágrimas en el viento, donde mi
vida y la tuya, son simplemente un sueño.
Llego a este punto y escribiendo,
me atrevo a preguntarme, ¿será amor, realmente lo que siento? Supongo que lo
será, pero solamente si amarte significa tenerte en mi mente cada segundo desde
que el sol despierta, hasta que sus últimos rayos son simples segundos más.
Sólo si significa que me acompañes en los más hermosos de mis sueños, si
significa que te observo e intento leerte, mas no puedo. Si mi mirada siempre
te encuentra, aunque los problemas de la vida quieran que la tuya no me
encuentre a mí. Si amarte significa no llegar a comprender la complicidad
de todo lo que siento por dentro cuando te miro. Entonces sí, te amo y no me
avergüenzo de ello.
Una última cosa por aclarar,
antes de dar por terminado este encuentro entre yo misma y las verbas que
escribo. Decreto que yo, a día de hoy, vivo no por más que tu simple presencia.
Quiero poder tener la oportunidad
de llegar a tenerte. Esa es mi mayor frustración. Pues nunca me había sentido
no correspondida, en cuanto a amor se refiere. Y no, sé que puedes llegar a
pensar que quiero que me quieras por el hecho de tener y de dominar. Pero no.
No podría ser libre así. Quiero que me quieras, por el simple hecho de que
cuando me mires sientas tanto amor que no puedas contenerte, quiero que me
quieras libremente, porque así lo ordena tu corazón, quiero que llegues a
entender lo que yo siento cuando me hablas, quiero ser el mejor de tus sueños,
quiero que me quieras por amor.
No te pido mucho, no quiero que me agasajes,
no quiero sueños comprados con dinero, no quiero cosas materiales, nada que
pueda romper tirándolo al suelo.