¿El miedo? Una sensación, un
estado mental, una ilusión de los mejores de los magos. Pero es tan real que
resulta hasta tangible. Vivimos momentos en los que tal es nuestro miedo que no
sentimos más que refugiarnos en nuestro propio llanto, o momentos en que nos quedamos
quietos replanteándonos nuestra muerte más cercana.

Tener miedo de algo físico, de
algo que existe, de algo que puede provocarte las ganas de salir corriendo y de
esconderte. De huir muy lejos y no volver, ganas de no querer sentir nunca más
esa sensación de opresión interna, de nerviosismo intranquilo.
Porque cuando tienes pavor a algo
físico es cuando te das cuenta del gran número de sinónimos que tiene la propia
palabra "miedo", es cuando te das cuenta de lo estúpida que es la
mente humana, con sus miedos irracionales, o quizás racionales, no lo tienes
muy claro. Pero en ese momento solamente sientes tu muerte cerca, sientes que
tus últimos segundos de vida se van acercando poco a poco, y cuando quieres
darte cuenta, estas muriendo por dentro, una presión te invade y no eres capaz
de seguir respirando. La adrenalina se junta alrededor de tu corazón, formando un
muro que intenta protegerte. Pero este muro se derrumba ante la presencia del
peligro. Porque la visión del peligro es de lo que más aterra. Y tú sigues
viendo tu muerte avanzar. Entonces es cuando comienzas a sentir terror.
¿La muerte? Aunque así lo quieran
negar, es más bien imposible no temer ante esta pericia del destino. La cruel
perspicacia del tiempo, esos bellos aunque traidores últimos instantes en los
que sientes tu vida terminar. En los que sientes tu corazón dejar de latir,
porque, aunque nunca lo hayas vivido, ¿te lo imaginas?
Sí, lo haces. Y sientes tus
últimas agonías acercarse a zancadas, y una increíble tristeza te abandona por
dentro y te plaga la nostalgia y la incertidumbre. Y alrededor de tu pensamiento
todo es oscuridad. Oscuridad y dolor.

¿O quizás es mayor el miedo a
perder? El miedo a perder algo que ni siquiera existe, es también el miedo de rozar
la locura por odiar, o rozar la locura por amar. Es el miedo de sentir
impotencia cuando piensas en un ente inexistente, en una vida más allá de los
sueños. Es ese miedo irracional cuando ves al verano terminar o cuando tus
castillos en el aire comienzan a caer. Es el miedo a ver el sol ponerse, a ver
el último atardecer. Es el terror de no volver a vivir nada. Es el pavor a no
despedirse de algo que nunca existió."