-"Donde amaron los árabes, donde
vivían damas de seda. Allí, donde el palacio era y junto a él los rosales.
Allí, en la fuente dorada que vierte manantiales de melancolía desgastada que
nostalgia llora a mares.
De gran aspecto y señorío, del
castillo al pie reposan los restos de un tiempo tardío labrado en piedra
preciosa. Y la sombra del olvido crece en el amplio jardín, junto al sueño, aún
dormido, que se llegó a vivir.
Donde amaron los árabes, donde
vivían damas de seda. Allí, donde el palacio era y junto a él los rosales.
Un patio inmenso se levanta.
Allí, donde la sultana vivía... en su ventana miraba el amanecer... noche y
día. Y grandes lámparas estaban presidiendo el magnífico salón, de cristal,
cuyo reflejo miraba, la prueba de un prohibido amor.
El hombre que amaba, de las
flores, las rosas, era el amor de la sultana quien hoy, sin consuelo, llora.
Sus amaneceres perdidos mirando al jardín, donde el hombre trabajaba, con
destellos plata y marfil brillando en su mirada.
Donde amaron los árabes, donde
vivían damas de seda. Allí, donde el palacio era y junto a él los rosales.
Y los pájaros cantando, ahora
entre lo que fue un amor apasionado entre la espada y la pared."
Un silencio inundó la estancia y su sonrisa iluminó mi alma.
Esta entrada es increíblemente preciosa.
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