Hoy vengo a contar una historia
que probablemente no hayas escuchado,
soy un viejo marinero,
de cuerpo algo destartalado.
Soy el que surca las olas,
sin el mayor temor,
soy el pirata que navega,
sin velas ni motor.
Me sirvo de la conciencia,
para poner en marcha mi barco,
la clave es la paciencia,
para no anclar en el pasado.
Soy ese marinero,
que el viento aún no ha tocado,
el que no tiembla con nada,
el que se viste con trapos.
Esa fornida mente,
porque de cuerpos no hablamos,
que se llenó de esperanza,
en unos tiempos pasados.
Soy ese marinero,
de cuerpo destartalado,
que se entrenó para ser,
el más listo y despiadado.
No era marinero de mareas,
sino de mi propio universo,
viento en popa a toda vela,
para conjugar mil y un versos.
Supe ver en tus ojos,
el reflejo de este mundo,
¡así lo ví tan bonito,
tan lindo, tan profundo!
¿Y no tenía miedos,
ese viejo marinero?
El mayor que tu te fueras,
y así te soy sincero.
"Surqué mil mares, te busqué en el cielo, intenté encontrar tu olor en el viento. Maldito mundo. Ya no estabas, no valía la pena remover la tierra por tí. En realidad sí, pero nadie pensaba igual."
¡Me encanta! Un texto precioso y muy bien escrito Alicia!
ResponderEliminarUn beso :*