lunes, 19 de diciembre de 2016

Los días contigo.

Qué bien verte cada mañana estirarte,
alcanzar con la punta de los dedos
la luz que desprendes.

Qué bonito aprenderte
a base de caerte encima,
de repetirme al escribir tu nombre tantísimas veces
de maneras tan distintas.

Qué sobresalto el de descubrirte
mirándome cuando no te he mirado todavía,
cuando ya has repasado cada uno de mis pliegues,
mis pestañas, mis cicatrices, mis heridas.

Qué espectáculo es despertarte
justo cuando empieza a levantarse el día.

Qué suerte cuando veo que me buscas
aun cuando acabas de comer(me),
cuando tienes hambre de mí
y solo te sacias al tenerme.

Qué triste, sin embargo,
cuando te alejas
dejándome ese vacío en el pecho
esa inquietud palpitante del lado izquierdo
que solo tú puedes hacer que cese.

Y, ¡de qué forma tan fantástica haces que cese!


miércoles, 14 de diciembre de 2016

Sobriedad etílica.

Estar sin verte es echarse una soga al cuello,
y retener el grito en la garganta.
Es como vivir sin estar viviendo
en un estado volátil de felicidad momentánea.
Vivir en las nubes,
sin oxigenarme.
Prefiriendo ahogarme a pedirte que vuelvas,
que me destroces los brazos
al acercarme el pecho a tu alma
en un abrazo
de los que escapa el miedo.

Ojalá poder respirar al son de tu pensamiento.

No engaño a nadie diciendo
que no tenerte cerca
es el peor sueño
que merodea mi cabeza antes de soñarte.
Que huyo a la realidad onírica
de estar a milímetros de tu sonrisa
-que me llena tanto el alma que vuela-
a diez mil millas de cualquier resto humano
y fundiéndonos como el cobre y el estaño. 

Calor, locura
e instinto básico.

Nostálgico otoño
casi a las puertas del invierno.
Clásico y frenético empiece de lo poético.
Haces de tu vivencia algo necesario.
Haces de ti mismo un verbo.
Verso.
Beso.

No sé.

Me tienes loca, me has vuelto lírica.
En la etílica de tu boca
y de tus labios.
Métrica estética, milimétrica,
de tus lunares entre pecho y espalda.
Astrología carnívora.
Constelaciones de arañazos
y retazos de mis errores.

Vuelve y abrázame un rato,
o toda la vida.