Y me desvestí cómo cada noche,
las sabanas blancas se revolvían
cómo serpientes en mi colchón.
Y en mi piel desnuda,
ni el frío ni el calor.
Sudando y llorando muerte
Y mi rostro opaco
mi mirada gélida.
Estado de indiferencia.
El sumidero de tristeza constante
la mierda arrojada desde un séptimo piso
sobre mí.
La ducha de agua fría
o ardiendo
y mi cuerpo templado.
En los ojos siempre tristes.
Quise hacerme daño
nunca me quise
nunca el daño fue suficiente.
Te juro que no me importaba desaparecer,
es más,
desaparecer hubiese sido lo idóneo.
No me importaba nada
en absoluto
Perder el interés por todo lo que amaba
y joder a todo aquel a quién amaba
Era mi constante mantra,
el ciclo de la constante,
Morirme despacio,
con los ojos abiertos.
Totalmente ciego,
desconociéndome totalmente
Personificándome en un "yo" deprimido
un yo que sólo quería matarse.
Odiaba absolutamente todo
hasta que dejé de odiar a mí "yo" deprimido
para empezar a asumir
que mi nuevo "yo" se odiaba a si mismo.
"Eres el culpable de toda esta mierda"
Me lo merecía
Mirando con desprecio a extraños
en los autobuses
"ellos no entienden mi miseria"
No era casualidad
que quisiera reventar con todo,
que de una vez
debiera hacerlo.
Más de una vez
intenté reventar con todo,
y no es casualidad
que acabara por no hacerlo.
Odio a absolutamente todo
lo que me rodeaba,
odio, joder, odio,
hacia la felicidad ajena
hacia los desdichados que "no entendían mi miseria".
A lo mejor,
reventar con todo
sólo para hacerlos hablar
hubiese sido interesante.
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