domingo, 18 de octubre de 2015

De mi obsesión con la luna.

Joder.
Tienes la boca
más rota
que he visto
en todo 
lo que me queda por ver.
Tienes la sonrisa
partida en dos mitades
y una de ellas está jodida
y la otra ignora
lo que pueda suceder.
Tienes las manos heladas
porque te da miedo
poder sostenerme la mirada
más de un instante.
Y las piernas más bonitas
con el horario 
del sueño
mezclado con el de apertura.
Y una bala 
o un cañón entre los dientes.
Que parece que te gusta 
apretar el gatillo
y que me guste cómo me mientes.
Eres la reina de los sinsabores,
la sultana
de mis mil y una noches
reversibles
y también de mis errores...
que no lo son tanto.
Eres la princesa de las luces
de las farolas 
que te alumbran
cuando caminas
y haces a todos caer de bruces.
Y déjame decirte también
que tienes la mirada 
más difícil de entender.
Porque me gusta que,
cuando miras fijamente,
después
con tu sonrisa partida
y tu boca rota
en mis mil y un errores
te me acerques 
y me digas:
<<que te den>>
y me toques
el alma
con tus manos gélidas...
y, sobre todo,
que te alejes caminando
y atraigas las miradas.
Y que me grites 
desde la otra acera
mientras con un dedo señalas
a la luna que te hace sombra:
<<Hasta que ella no se apaga,
yo tampoco.>>

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