Y tanto de tu piel acariciar,
tus sentidos despertar en cada roce,
que cómo barco de vela en un mar eterno,
escalé por las colinas de tu espalda,
hasta llegar a tu pelo,
y de admirarla en tu piel me torné,
y dejé de ser humano,
que ama y es amado,
a ser aquel que aguanta,
que ames y no sea a mí,
que tu espalda sea la colina que otro escale,
mientras soy la piel de la que él barre,
las huellas de mis dedos.
Nunca he sentido eso en la vida real, pero puedo hacerlo sólo leyendo tu poema. ^^
ResponderEliminarMuchas gracias
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