"¿Qué pasaría si los sueños
dejasen de dormir? ¿Y si despertasen de lo más profundo de ti y a volar
comenzasen? ¿Cuál sería entonces tu excusa?"
Escribí aquellas líneas como si
el tiempo fuera rival, si intentar vencerlo fuera mi objetivo quise aparentar.
Mas, ¿dónde está el tiempo en su medida? Quizás todos queremos controlar
aquello que sabemos que no somos dueños, a lo mejor por eso damos un nombre al
tiempo. Sigue siendo ridículo aquello de nombrar un ente abstracto. El tiempo
nos puede, duerme en la longeva eternidad, se alimenta de la muerte. Es un ser
terciario, un inmortal acechando su siguiente presa. La muerte sin máscara, sin
tapujos, sobrenombres, colores o definiciones. Es el terror más irreconocible
que a nuestro alrededor habita. Lo peor es que no nos damos cuenta de que
nuestro mayor enemigo sigue haciendo un mal necesario, sigue siendo un bien
demasiado cruel. Debemos al tiempo más vidas que instantes, más lágrimas que
sonrisas... porque aunque sea demasiado terrible enfrentase a la realidad,
sigue siendo tan inevitable...
Bien, puede que mis sueños puedan
luchar contra los impredecibles vientos que tan sutilmente fuerza el tiempo. Es
probable que figuren en el lugar más recóndito de mi mente, quizás tentando
salir. A tientas, a oscuras, a pequeños pasos dados a ciegas. Temblando,
rozando, apalpando con sus finos dedos que con un hilo se sujetan a la vida.
Escrutando, tatuando en el alma, grabando a fuego en vida cada segundo que
suspira.
¿Por qué no somos capaces de
prolongar nuestra batalla? ¿Es porque el tiempo nos hace efímeros? ¿Es porque
la decisión la toma el destino de mano del tiempo?
Mis preguntas son bombas de color
lanzadas ante el cielo oscuro... algún día llegaré a brillar, será mi paso
certero quien la victoria me invitará a abrazar.
Por ello sigo escribiendo. Para
alcanzar aquello de lo que todavía no estoy segura de querer.
"Imagina lo que es. Puede
que para muchos no sea más que espectáculo. No importa, para otros no es más
que movimiento. Nosotros, que somos la estrella más apagada de todo el
firmamento, escintilamos hasta casi morir completamente.
Nadie parece entender, te sientes
cada vez más impotente sobre la ignorancia, nadie parece darse cuenta, tampoco
parecen querer pararse a escucharte. La ira crece en ti cada día más. Todo
parece parecer un interés totalmente falso.
Sin embargo, y a pesar de todo,
sigues luchando por aquella bandera que sigues sintiendo fundamental defender,
sigue siendo tuya la preocupación divina que te fue otorgada.
Y, al tiempo, te vas dando cuenta
de que tu corazón duda lo que tus ojos quieren ser partícipes. Y recapacitas. Y
reaccionas. Y por fin logras ver que no es el movimiento, sino la mano que lo
ejecuta."
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